23. LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

La Vida, esa que siempre sonríe, la que lleva vestidos de colores, la que se pavonea delante de lo feo para hacerlo sentir pequeño, va siempre de la mano de una señora oscura, pérfida, con nariz aguileña y desdentada. La Señora Muerte. Es cierto que hacen una extraña pareja, pero una es la razón de la otra, se necesitan de manera cruel y vibrante, no podrían separarse aunque quisieran. Porque, a fin de cuentas, son la misma cosa.

Pero nosotros que estamos aún a este lado de la línea, en territorio comanche, con el pecho palpitante, seguimos mirando con recelo a la muerte, no queriendo caer en ella, no queriendo que se lleve lo que queremos. Pero eso es una lucha vana. Ella tiene sus propias reglas. Nos guste más o menos. Hoy hablaremos de muerte. Pero solo de puntillas. De puntillas, porque todo lo que ha muerto ha estado antes vivo. Y ese debe ser el mejor estímulo para seguir “formando vida”.

Hace unos días, a principios de octubre, recibíamos una noticia que nos hizo languidecer. Habían encontrado a Trevenque. Débil, hambriento, asustado. En el suelo. Una de sus alas, que le había hecho navegar por los mares del cielo a la velocidad de las centellas, estaba destrozada. El responsable se encontraba cerca, mudo, con la mirada baja, culpable. Los cables de una torreta habían cortado su vuelo con una sacudida eléctrica que no le dejaría volver a probar las nubes. Con toda la prisa, el cariño y el empeño se llevó a cabo su rescate. Se ingresó en el CREA donde se lo trató como al rey de los cielos que fue. Pero el ala no respondía, el futuro de Trevenque estaba sentenciado. Y hubo que dormirlo. Para siempre.

No sabemos cuál fue su último sueño. Pero sí os diremos cuál es el nuestro: Continuar. Conseguir que el halcón peregrino regrese a Granada para siempre, que Granada vuelva a mirar al cielo con otros ojos, que esta historia en la que el humano no siempre ha estado representando el papel de “los buenos”, cambie de final. Tenemos las plumas cargadas de tinta. Y contamos contigo para seguir escribiendo.